En la
actualidad estamos en medio de una crisis agroalimentaria que se ha agudizado
en los últimos años en nuestro país, donde prevalece la inseguridad jurídica y
personal, las regulaciones de precios, la carencia oportuna de insumos, la
inflación, desabastecimiento, entre otros factores, que han afectado
negativamente la producción nacional y a todos los actores que hacen vida en
las cadenas agroproductivas.
Venezuela
está inmersa en un capitalismo rentístico que obstaculiza el desarrollo de la
producción agroalimentaria nacional al restarle competitividad frente a las
importaciones, evidenciándose en el desmesurado incremento, que superaron en
promedio los 7000 mil millones de $ de los últimos 4 años en los que ha habido
una competencia desleal propiciada por el gobierno pagando precios mayores que
los de los productores venezolanos, aunado a la caída del 9,4% de la producción
de alimentos.
Frente a
esto, el Gobierno Nacional, pretende enmascarar la realidad del fracaso de las
políticas en esta materia, colocando grandes vallas con cifras de producción
incoherentes y ofrecer censos electorales como la Misión AgroVenezuela donde
684.883 productores se registraron y fueron engañados al no obtener los créditos
agrícolas ofrecidos.
Además, en el
programa de gobierno del falso “Candidato
de la Patria” continúan las promesas incumplibles de incrementos de
producción pero continuando con las políticas de “rescate de tierras” que quedan a manos del INTI y posteriormente
son otorgadas, en forma de garantías de permanencia, a un grupo de personas sin
recursos, asesores, insumos, entre otros; que no logran los objetivos
productivos, tal como se evidenció en las Unidades de Producción Socialista del
Eje Aragua-Carabobo.
En los
últimos 6 años han disminuido drásticamente la producción de casi todos los
rubros y en algunos casos nos hemos visto en la necesidad de importarlos por
primera vez en la historia como es el caso del Café; beneficiando a los
agricultores y a la economía de otros países, sobre todo ahora los que pertenecen
al bloque del MERCOSUR, lo que dista mucho del sentimiento patriótico que
pregona el candidato del gobierno.
Estas
condiciones las hemos constatado a el largo y el ancho de todo el país, siendo
más crítico en los 15 estados cuya economía depende en primera instancia del
sector agroalimentario, en los cuales hemos recibido denuncias de corrupción y
trabajos mal realizados que han afectados a toda una población generando
pérdidas cuantiosas de recursos, como lo ocurrido en la comunidad de Santa
Rosalía, Edo Portuguesa, donde por no realizar el dragado del Río Portuguesa, a
cargo de los chinos, producto de las lluvias ocurrió un desbordamiento y se
dilapidaron todas las cosechas.
La verdadera Soberanía
de un país reside en la agroalimentaria y aunque el reto para los próximos años
es enorme hay que articular los esfuerzos, con el objetivo común de desarrollar un sistema agroalimentario venezolano
sin exclusión con la participación de las instituciones universitarias y de
investigación agrícola, productores, campesinos, empresarios, comerciantes,
consumidores y el Estado; todos y cada uno sumando al Progreso Agrícola.
En la Venezuela Futura, con responsabilidad nos apropiaremos de la
agricultura y la alimentación, para generar los cambios que permitan la
diversificación de la economía venezolana y dejemos de depender exclusivamente
de la renta petrolera, para ello, se debe iniciar garantizando la propiedad de
la tierra, suministrar de forma eficiente y oportuna los insumos agrícolas,
evaluar el uso de biotecnología transgénica e incentivar la producción nacional
para ser un país realmente Soberano, y donde podamos satisfacer el 90% de los
requerimientos nutricionales de nuestro pueblo.
Saúl López